Debate sobre ética periodística
Verdad y objetividad, ¿meras mercancías?
Capítulo III
El tema de las pautas publicitarias a los periodistas que cubren la administración pública ha sido objeto de fogosos debates en escenarios tanto académicos como gremiales.
En un estudio elaborado por la periodista Patricia Iriarte para la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, denominado "El periodismo en Barranquilla: marcado por la pauta", se asegura que en la capital del Atlántico, "como sucede en otras ciudades del país, la labor periodística está permeada por diversos intereses y sometida a riesgos, amenazas y presiones de todo tipo. Estos factores ponen en entredicho la imparcialidad de la información, la rectitud de los comunicadores y, en últimas, la legitimidad misma de los procesos democráticos."
EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO:
¿Cuántos empleados tiene y cuál es el presupuesto de la Oficina de Prensa de la Alcaldía? Un somero estudio de cómo se maneja la dependencia que tiene entre sus objetivos mostrar a la ciudadanía las acciones del Ejecutivo, pero que, de acuerdo con los resultados de una gran encuesta contratada por el proyecto Cartagena Cómo Vamos, ha sido un rotundo fracaso.
Carlos Cortés, presidente de la FLIP
De acuerdo con los resultados de dicho estudio, "los periodistas, medios, comunidades e instituciones locales se han acostumbrado a vivir en medio de condiciones irregulares: subordinación ante barones políticos, chantajes del periodista a la fuente o sobornos de la fuente al periodista y arreglos entre jefes de prensa y reporteros para dividirse el valor de los contratos, son apenas ejemplos de situaciones que se han vuelto cotidianas."
En un informe sobre la situación de la prensa en nuestro país publicado el año anterior ya la FLIP había advertido que "la manera como las entidades públicas distribuyen la pauta publicitaria entre los medios de comunicación se ha convertido en un instrumento para presionar a los medios para que publiquen información favorable. También se da que periodistas piden contribuciones en pauta como condición de cubrir alguna información. Ambas prácticas son nocivas para la libertad de prensa y el derecho a la información de los ciudadanos."
Sobre este particular, la FLIP conceptuó que la solución del problema "debe ser el resultado de una acción conjunta de las autoridades locales, los medios de comunicación, los periodistas, los organismos de control y el gobierno nacional. Ya sea a través de acciones descentralizadas, compromisos de transparencia o políticas públicas sobre la materia, las alternativas para la distribución de la pauta oficial requieren un examen detallado y objetivo de lo que está sucediendo en cada departamento y en sus capitales."
El informe sobre el caso puntual del periodismo en Barranquilla fue rebatido con energía por varios de los comunicadores de esa región del país, principalmente del diario El Heraldo, para quienes las conclusiones divulgadas no pasaban de ser unas "afirmaciones tendenciosas, injustas y, sin duda, con muy mala intención."
Otros periodistas, sin embargo, consideraron que no podía pretenderse tapar el sol con una mano y desconocer que el informe de la FLIP "está bien intencionado y desnuda la realidad de la pauta publicitaria en la ciudad de Barranquilla", pero llamaron la atención en el sentido de que esa situación "no sólo ocurre allí sino también en otras ciudades de la Costa, en Bogotá, en el Eje Cafetero y en regiones como los Llanos Orientales, entre otras."
Para un grupo de estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, a quienes se les propuso analizar el estudio realizado por la periodista Patricia Iriarte y comparar sus conclusiones con algunas situaciones debatidas sobre el periodismo cartagenero, "a pesar de que los periodistas barranquilleros pudieran tener razón en disgustarse por las generalizaciones en que incurrió el informe de la FLIP, creemos que éste señala una realidad que al menos en Cartagena es pan de cada día. Vale la pena analizar si conviene que aquí se realice un estudio parecido. Lo más seguro es que nos llevemos más de una sorpresa."
Periodistas en campaña
Pero al margen de que se considere necesario o no que en Cartagena se lleve a cabo un estudio similar al realizado en Barranquilla, lo cierto es que, de acuerdo con el estudiante Víctor Reyes Vergara, de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Tecnológica de Bolívar, algunas situaciones presentadas durante la actual campaña a la Alcaldía hacen pensar que, al menos, "debieran analizarse, sin apasionamientos y muy objetivamente, los alcances y consecuencias de las mismas, principalmente en materia de credibilidad, veracidad e imparcialidad."
De acuerdo con el concepto del fututo periodista, "uno de los cargos más importantes dentro de las distintas campañas políticas es el de Jefe de Prensa. Entre sus funciones figura la difusión, mediante comunicados de prensa, de las actividades desarrolladas por el candidato y sus principales acompañantes, así como la verificación de que, al momento de contratar la emisión de cuñas publicitarias, se tengan en cuenta aspectos como la potencia de la emisora, la audiencia del programa o noticiero y la credibilidad que genere su director, al igual que principios como la efectividad, la eficacia y la eficiencia."
"Eso, al menos, en teoría", advierte el joven estudiante, "y es posible que algunas de las campañas hayan realizado algo de eso. De hecho, durante un trabajo que llevamos a cabo pudimos constatar que una candidatura, casi todos los días, enviaba comunicados de prensa a las emisoras, como debe hacerse, y tenía además cuñas publicitarias en casi todos los programas. Pero también nos dimos cuenta que algunos periodistas, además de cumplir con el compromiso de emitir las cuñas y leer los remitidos, convertían sus espacios radiales en una tribuna para elogiar todo el tiempo al aspirante de sus simpatías y, lo más grave, agraviar permanentemente a todos los demás, llegando incluso a ridiculizarlos e injuriarlos de manera muy grosera."
"Pero lo más grave", concluyó su análisis, "es que después supimos que todos esos periodistas estaban a sueldo de algunas campañas, y varios, incluso, eran sus propios jefes de prensa o asesores muy cercanos a los mismos, y no haberlo informado a sus oyentes, es decir, no haber dicho la verdad, que es el principal fundamento del Periodismo, sí que es la violación a la ética periodística más grande que haya visto".