Una vez posesionado esta tarde ante un notario de la ciudad, el nuevo alcalde de Cartagena, Dionisio Vélez Trujillo, contará con 892 días (del 23 de julio de 2013 al 31 de diciembre de 2015), para cumplir sus promesas de campaña y lo contemplado en su Programa de Gobierno 'Ahora Sí Cartagena'.
Sus primeros esfuerzos, en consecuencia, estarían encaminados a culminar las obras de Transcaribe; licitar las obras del Plan Maestro de Drenajes Pluviales; promover la ampliación de las plantas y redes para el suministro de agua potable y ordenar el traslado del mercado de Bazurto. De igual forma, a solucionar el caos vehicular existente; a sanear las precarias finanzas distritales; a lograr que las empresas prestadoras del servicio público de aseo cumplan con su deber de mantener limpia la ciudad, y a combatir la corrupción, generar más ingresos y bajar los galopantes índices de inseguridad, indigencia e inequidad que padece Cartagena.
Hay otros problemas -sin embargo - que no aparecen escritos en ningún lugar, sobre los cuales nadie habla formalmente pero son los primeros que se le van a atravesar en el camino: al momento de escoger a sus nuevos colaboradores, el bisoño mandatario (desde hoy desempeñará su primer cargo público) deberá torear a los dirigentes políticos que se juegan sus restos en menos de siete meses, cuando se elijan en todo el país los nuevos senadores y representantes.
Por un lado, Vélez fue respaldado por nueve concejales, la mayoría de los cuales cuentan con una importante representación burocrática en el gobierno que termina. Cambiar el actual gabinete, tal como seguramente quisiera, no será fácil para el entrante mandatario. Vicente Blel no quiere que se cambie a su ahijado en el IDER; David Dáger aspira a que dejen a su recomendada en el EPA; Antonio Quinto Guerra desea lo propio con su apadrinado en la Secretaría de Participación Ciudadana y así sucesivamente.
Pero diez de los diecinueve concejales no lo respaldaron, lo que significa que arrancaría su gobierno con una coalición en contra que, aunque de labios para afuera se diga lo contrario, podría poner piedras en las ruedas de sus principales iniciativas. De acuerdo con lo que este portal ha podido establecer, varios de estos cabildantes han buscado acercamientos con el fin de integrar unas mayorías gobiernistas, pero esto, como es de suponer, tendría un costo para el alcalde en materia burocrática.
Por otro lado, empresarios y varios líderes políticos, distintos a los concejales, también estarían pidiendo representación en el equipo de gobierno. Ya se habla, por ejemplo, de ratificar funcionarios como el gerente de EDURBE (según se dice, por ser cercano al contralor del Distrito), e incluso del retorno de otros, como el exsecretario de Hacienda (por petición de la exalcaldesa Judith Pinedo).
De acuerdo con analistas, de cómo sortee el nuevo gobernante estos primeros problemas dependerá que comience o no, desde el mismo inicio de su administración, a recuperar la confianza que la ciudadanía ha venido perdiendo en sus gobernantes locales.
Se trata, en todo caso, de una nueva era: la de Dionisio Vélez Trujillo, pero que sólo sea de estilo y ciertos nombres y no de fondo, como seguramente desean amplios sectores ciudadanos, dependerá -en gran medida - de cómo el entrante alcalde maneje sus relaciones con la dirigencia local.
Su primer acto administrativo: el nombramiento de su gabinete, será -en consecuencia - un verdadero termómetro de lo que sería esta nueva era.