De acuerdo con Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, "sacar a la gente de la pobreza no solo es un tema social sino -además - un asunto de mercado".
Para el empresario mexicano, cuya fortuna ha sido valorada por la especializada revista Forbes en 73 mil millones de dólares, es claro que, entre menos índice de pobreza tenga un país determinado, "es porque hay más gente trabajando, más gente comprando, más gente dinamizando la economía".
Según Slim, un reconocido filántropo de origen libanés, propietario de varias firmas de telecomunicaciones, los gobiernos latinoamericanos deben ir más allá de la simple ayuda humanitaria, a través de programas asistencialistas, "para dedicarse a establecer una red de bienestar que se base, esencialmente, en la búsqueda incesante de más educación para todos y, sobre todo, más fuentes de empleo".
"Los gobiernos deben promover el acceso de todos los ciudadanos a la Internet", señaló. "Deben impulsar políticas públicas para que todos se apropien de una cultura digital, esto es, darle acceso a las redes a toda la ciudadanía, a la que hay que preparar desde las aulas a la sociedad del conocimiento".
Pero, paralelamente, deben hacer esfuerzos presupuestales para que a todas las mujeres embarazadas se les atienda debidamente desde el momento de la gestación, y para que a todos los niños se les pueda brindar una correcta alimentación y una oportuna y efectiva atención en salud por lo menos durante sus primeros años.
Slim reconoció que todas esas recomendaciones parecen elementales, basadas en verdades de Perogrullo, pero lo cierto es que -según dijo - muy pocos gobernantes las han tenido en cuenta.
El hombre más rico del planeta es del concepto -además - de que los trabajadores deben jubilarse a los 70 años o más. "En una sociedad del conocimiento" -aseguró - "las personas son útiles mientras sigan siendo lúcidas".
Según él, lo ideal es que las personas trabajen tres días y tengan cuatro días libres cada semana, con lo cual se jubilarían con mayor edad pero trabajarían menos mientras puedan disfrutar plenamente sus vidas. De acuerdo con su concepto, no se trata de que las industrias laboren a menor ritmo sino de que "sean las máquinas las que trabajen más y la gente se dedique a sus familias".